Buenos Aires, lunes 22/11. por Uri Leczycki, de la Redacción de Padelcenter.com - En su etapa de gestación, cuando era sólo un feto, a este Mundial le pasó de todo. Se iba a hacer, luego no se haría. Luego se haría en Mar del Plata, o en Costa Salguero, o en el Jockey Club. Apareció ProsPort. Hubo una propuesta en abril y el contrato con APP y APA demoró algun tiempo. La confirmación llegó para la empresa, pero faltaba confirmar la sede. Y al final, el parto fue en el Hindú Club.
Al Mundial le pasó también que casi se queda sin jugadores, y como ya se sabe, un acuerdo logrado a último momento entre los jugadores de la AJPP y un sponsor, avalado por las asociaciones y aprobado por la organización, permitió que exisitiera un aporte en efectivo (en metálico) para los profesionales que debían venir a jugar desde España.
Al Mundial le pasó también que ese acuerdo casi se cae cuando Telefónica-Unifón, el sponsor de los jugadores, vio la presencia que en el torneo tenía Movicom, empresa argentina que compite en el mercado de la telefonía móvil. Ahí andaban los carteles de Telefónica, paseando deprimidos por la sede del mundial cuando una voz ordenó descolgarlos. Pero el acuerdo siguió en pie y los jugadores respiraron aliviados.
Al mundial le pasó también la mala pata de la número uno de España y del mundo, Carolina Navarro, quien se lesionó poco tiempo antes y debió ser operada. Pero el mundial se hizo fuerte y desde el 13 de noviembre ya mostró su fuerza en dos jornadas de clasificación apasionantes, con gran nivel deportivo y muy buena confraternidad entre jugadores de las distintas delegaciones. El 15 de noviembre amaneció como el domingo, lluvioso y con tormenta, imposible de rescatar, como día, un despropósito. La sede principal era un desastre y tuvo que dividirse el programa de juego entre la cancha montada en el gimnasio cubierto (el submarino, cariñosamente) y las canchas del club que fue sede de la clasificación: La Rosada de Florida. Más no podía pasar, era la lucha del velero contra el viento en contra y la agenda se venía encima.
Pero un día la lluvia paró (en Padelcenter la frenamos con vudú) y el martes 16 salió el sol, El Hindú se vistió de gala y mostró lo mejor de sí para recibir a jugadores, dirigentes, prensa, aficionados, y a la bendita televisión, el medio masivo por excelencia que desde una década atrás había deportado al padel de entre los deportes transmitidos en directo. TyC Sports devolvió a las casas partidos de primer nivel internacional en vivo, llevando la final por equipos masculina y la final por parejas, también masculina. Sin embargo, para el bendito Mundial la transa no fue gratuita, y para salir en la tele, tuvo que jugarse sábado y domingo a partir de las 9 de la mañana, pagando el costo de perder público que no pudo, o no quiso llegar tan temprano a las instalaciones de Don Torcuato.
Al Mundial le pasó también lo que le viene pasando al padel argentino desde hace algunos años. Padelcenter cubrió en vivo, on line desde su posición a metros de las canchas, los principales partidos, contando game a game lo que estaba pasando. Porque Padelcenter estuvo siempre, y estuvo ahora en el Mundial. Y estará después.
Este fue un Mundial con suerte, porque a pesar de todo contó con los mejores jugadores del mundo en actividad, y soñó que le pasaba también que en su cancha principal (el ProsPódromo) ocurriría uno de los mejores partidos de los últimos años, como el que jugaron en semifinales Auguste/Gutierrez vs Reca/Nerone. Soñó que tenía hinchada, y que la gente cantaba en favor de una y otra pareja con cantitos de tribuna futbolera y a los saltos, como se debe. Porque como dijo la española María Wakonigg, "hay que reconocer que los argentinos lo pasan en grande viendo pádel", o como halagó Iciar Montes, al reconocer no haber jugado nunca en un estadio con tanto y tan ruidoso público. Y eso que esta niña ha jugao algunos partidillos en su vida, ¿no?
Al ProsPódromo, en la final, le contaron que nada de esto había sido un sueño. Entonces se frotó los ojos y vio que sobre su superficie de volumenes amplificados por micrófonos ambientes, estaban listos para jugar la final los mejores jugadores del mundo, y que luego vendrían las mejores jugadoras. Y sonrió. Y se rió de la lluvia que lo lastimó el lunes. Y agradeció el vudú. Y el piso celeste del VII Mundial de Padel disfrutó como lo pisoteaban y saltaban sobre su ser con piruetas imposibles. No es que le gusta que lo maltraten, sólo depende quién.
La sonrisa fue el rasgo comun de los argentinos, españoles, brasileños, uruguayos, italianos, chilenos, paraguayos, franceses, austríacos, norteamericanos y canadienses que paseaban de lado a lado del patio de sponsors, desde donde Padelcenter podía soñar también que las cosas a veces pueden salir bien, y que tanta siembra en algún momento puede dar frutos. Lo importante es estar ahí para poder verlo, y si se puede, contarlo.
A los organizadores, cinturas entrenadas para negociar con una y mil partes, el reconocimiento por haber logrado de la nada un Mundial que no existía. A los jugadores, el agradecimiento eterno por dar todo de sí, porque sin ellos, lo demas es una cáscara de maní pisoteada en el zoológico. Circus is fine, my friends, pero el padel son los jugadores y allí estuvieron, desde el qualy de primera ronda hasta el Bela llorando a mares al dedicarle a su madre el Campeonato del Mundo. O Gaby Reca sin poder contener la emoción, o Montes/Eyheraguibel abrazadas sobre el mismo piso en el que un día antes habían festejado las chicas argentinas, en una montonera enloquecida sobre Reiter/Tenorio. Estuvo también Iciar consolando a Nela Brito, con un gesto documentado que pasará a la historia como un condimento más de una grande de este deporte. Al público que asistió durante una semana y que llamó a nuestra oficina consultando sin parar durante siete días sobre entradas, horarios y resultados, fueron el marco necesario para que la fiesta sea completa. Y que el modo de sentir el deporte que tenemos los argentinos nunca cambie. Ni tampoco el de los brasileños "más que alegres" cantando en la semifinal de Jardim. Ni los "julitos" al lado del eterno Julio Alegría con su "Esa Ici, esa Pau!!!!" reiterada hasta el hartazgo al ritmo de la pandereta.
Este mundial fue pura pasión. Y nos preparamos durante meses para conocerle la cara, para alimentarlo y para alimentarnos de él. Ahora que el ProsPódromo está vacío, y que en pocos días será otra vez espacio verde en un country club, es hora de darse cuenta de que las banderas defendidas durante años eran las correctas. No porque lo haya legitimado el presidente del Comité Olímpico Argentino en el cierre del Mundial luego de la entrega de premios a las chicas, alentando la posibilidad de un reconocimiento olímpico para el padel. No porque la caja boba haya aceptado el retorno de un deporte que había sido condenado al exilio. Sino simplemente porque cada día, en cada asociación amateur de la Argentina y del resto de los países que acudieron a la cita, se demuestra que este deporte está vivito y coleando, que aún no ha dado lo mejor de sí, y que además de toda especulación comercial o razonamiento periodístico posible, está vivo porque a la gente le divierte verlo, y jugarlo. No era tan difícil...¿no?
Desde Padelcenter.com, con los horizontes bien claros, esperando tener la oportunidad de compartir del mismo modo el próximo campeonato en España (si el euro lo permite), quedan estas líneas como cierre, compartiendo con ustedes nuestra enorme satisfacción por haber estado ahí. Somos los de la computadora en la cancha de padel. Nos vemos en el próximo mundial.

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